lunes, 19 de diciembre de 2011

Ernesto Guevara de la Serna, jugador de rugby

Posted by Luciano Borghesi On 4:08 p.m. No comments

Nacido en 1928 en Rosario, provincia de Santa Fe, al noroeste de Buenos Aires, Ernesto Guevara de la Serna, a pesar de ser asmático (¿o por ser asmático?), desde los dos años fue un auténtico deportista; le gustaban varios deportes y los practicaba manteniendo su forma física gracias a la gimnasia y la natación. Según Don Ernesto Guevara Lynch (fallecido en 1987), padre de Ernesto (Mi hijo EL Che, 1988, La Habana), era «un buen nadador», «un excelente jugador de golf», practicó «esgrima, patinaje, equitación, boxeo, pelota vasca, tenis, fútbol y rugby». Una hazaña de un «chico enclenque», según su padre. «Le encantaba jugar al rugby».

Ernesto comenzó a jugar en el club Estudiantes (camisetas de grandes cuadros negros y blancos), el único club de Córdoba, ciudad del centro del país, con su hermano Roberto y su gran amigo Alberto Granado, en el puesto de medio scrum. Estaba dotado para su puesto de ala, sus «topetazos» eran famosos y sus tackles «demoledores». Se ganó el apodo de «Fuser» por Furibundo de la Serna. «Era un joven talentoso, extraordinariamente inteligente», contó un compañero de equipo de la época, Francisco Ventura Farrando, «su manera de placar era la característica distintiva de su juego».

Alberto Granado afirma lo mismo: «Poseía un excelente tackle a la altura de los codos». Después su padre dijo que «Del rugby conservó su apego al espíritu de equipo, la disciplina y el respeto al adversario».

Después, en Buenos Aires en 1947, Don Ernesto lo inscribió en el San Isidro Club (SIC), un club de primera división del que Don Ernesto fue uno de los fundadores.

Cuando Ernesto, estudiante de medicina, estaba en el terreno de juego, siempre había uno de sus amigos que corría a lo largo de la línea de banda provisto de un inhalador. Pero el padre estaba a la vez admirativo e inquieto cada vez que veía al joven Ernesto practicar este deporte «tan agotador y violento». Un día se salió con la suya consiguiendo que el presidente del SIC no permitiese seguir jugando a su hijo.

Pero Ernesto, que ya le había dicho en una ocasión a su padre «Viejo, me gusta el rugby y aunque reviente voy a seguir jugando», se inscribió en el club vecino, el Ypora Rugby Club y después en el Atalaya Polo Club. Ocupaba un puesto de tres cuartos y era el único de los arrières que llevaba un casco de tejido ligero que usaban algunos en la época, porque decía que tenía las orejas «frágiles». Tenía 20 años (1948).

El joven Ernesto no sólo jugaba al rugby, además escribía sobre el rugby. Con su hermano y los amigos, en 1950 se lanzó a publicar una revista llamada Tackle (Revista de rugby que aparecía los sábados). Salieron once números que hoy valen una pequeña fortuna. Todos los que firmaban los artículos utilizaban seudónimo. Así el futuro Che tuvo un nuevo apodo: «Chang-Cho», sus mejores amigos lo bautizaron como «chancho» (americanismo, literalmente cerdo, cochino), debido a su aspecto deliberadamente descuidado.

En uno de sus artículos Ernesto, gran amante del buen juego escribió: «Cuando los equipos franceses e ingleses vienen a Argentina, todos nos admiramos al ver la calidad de ese rugby y hemos descubierto algunas cosas nuevas: el rugby bien jugado es altamente espectacular. En nuestras provincias, generalmente se ve un juego cerrado. Si esta gente pudiera ver a los equipos que juegan un juego abierto, entonces el rugby ganaría muchos adeptos».

En otro artículo es «visionario»: «No pretendemos que haya un campo de rugby en cada pueblo argentino. Conocemos todos los peligros vinculados a la difusión exagerada de un deporte (...) pero pensamos que se podrían crear clubs cuya actividad principal fuese el rugby, que éste dejase de ser un deporte secundario. Si se hace todo eso Argentina podría tener su sitio en la jerarquía internacional».

En efecto, el equipo de Francia, en agosto y septiembre de 1949, acababa de realizar su primera gira por el continente sudamericano. Los dos Ernesto, padre e hijo, y el hermano Roberto, asistieron con Alberto Granado a los dos partidos internacionales. «Nosotros, los argentinos, aprendimos mucho viendo jugar a los franceses», declaró Don Ernesto.

Jean Cormier (4) dijo: «Escribía con un estilo enérgico, conociendo perfectamente este juego que le aportó grandes alegrías… más incluso, una victoria sobre sí mismo».

«Fue debido a nuestra amistad del rugby, a esa fraternidad de armas por lo que Ernesto y yo nos embarcamos juntos en una expedición hasta Venezuela», dijo en 1987 Alberto Granado (4), persuadido de que el rugby ayudó a formar «el Che guerrillero». «El valor, la combatividad, la tenacidad, la voluntad, todas estas cualidades que poseen los hombres verdaderos estaban en él. El rugby le permitió desarrollarlas dándole más seguridad en sí mismo».

Fuente: Texto: "¿Quién era «Fuser» o «Chang-cho»?: El Che cuando fue una figura del rugby argentino, 60 años antes de la epopeya 2007 de los «Pumas»."

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